El evento invitó a una reparación interna y ambiental. Visitantes adquirieron productos de diversos emprendimientos.
La feria La Esperanza se realizó el domingo 27 de marzo del 2022, se instaló en el sitio ubicado a 35 metros de la intersección de la avenida Circunvalación y calle 23 de Septiembre, al evento asistieron 40 expositores con diferentes emprendimientos, quienes se movilizaron desde Joya de Los Sachas, Shushufindi, parroquias de Lago Agrio y Gonzalo Pizarro. Más tarde, plantas ornamentales, artesanías, bordados, abonos orgánicos, licores, pasteles, alimentos naturales de la zona, fueron expuestos a la venta.
Paola Oña, organizadora del evento y miembro de Clínica Ambiental, comentó que la feria nació hace dos años para dar continuidad a los talleres de permacultura e iniciar procesos de comercialización. “La feria es un espacio para compartir, para que la gente empiece a valorar el trabajo del agricultor” expresó.
Mientras, Alexa Gropper, otra de las organizadoras, sentenció. “Cada expositor es una isla de biodiversidad en un mar de deforestación para palma africana, extracción minera. Estamos perdiendo las semillas en la Amazonía”, dijo.
Carlos Aldaz, quien viajó desde Shushufindi, en la feria presentó sus productos: café orgánico, lufas, jabones de cúrcuma y café, papas aéreas, chayotes, barras de chocolate amargo, dulces de chocolate, propóleo de abejas.
Nathaly Grefa, bióloga de profesión, comentó sobre los visitantes. “Hay interés de la gente por buscar una producción orgánica, por mejorar su salud, por eso nos preguntan, cómo elaboramos los bioles, el bocashi, los abonos”.
Los stands se ubicaron cerca al multiespacio cultural Silfos, en su interior hubo la exhibición de una máquina para moler maíz, maní, café, cacao. Su aspecto curioso radicaba en la adaptación de un molino manual que se movía a base del pedaleo de una bicicleta recortada.
El arte en su máxima expresión
En la feria estuvo presente el arte, al interior del multiespacio Silfos, desarrollaron talleres de acrobacia y danza para el público, a cargo de Franco Emiliano, quién posteriormente deleitó a la audiencia con su presentación artística de acrobacia aérea. Antes del acto manifestó, “la creación artística nos empodera, en el arte hay un lenguaje que permite expresar a nuestro cuerpo, mente y espíritu”, exclamó.
Emprendimientos tienen un valor curativo y económico
Mónica Murillo, ofrecía: telas, cangureras, zapatos y camisetas con bordados, unos a mano y otros a máquina. Aparte ella vendía torta de chonta. Sobre su labor comentó, “este emprendimiento sana mis heridas y con esto ayudo a mantener mi familia”.
Ceci Cuji, Kichwa de Sarayaku y migrante desde Pastaza, expuso artesanías elaboradas a mano y con base en los saberes de sus ancestros. Juan Solís, uno de los jóvenes emprendedores, presentó un licor tradicional de su familia y proyecto originario a partir de la crisis provocada por la pandemia. Dentro del espacio de salud estuvo presente el sector de primeros auxilios y la realización gratuita de pruebas de VIH.
Pese a la torrencial lluvia, los visitantes pudieron comprar plantas, alimentos, collares. Además, disfrutaron de las presentaciones artísticas, talleres y productos audiovisuales. Algunos se detuvieron a conversar con los expositores para intercambiar experiencias e ideas.