Al sentirse desempleadas, con un crédito iniciaron el negocio que alimenta a la ciudadanía.
Rosa Riofrío y Luz Margarita Riofrío, son dos hermanas que quedaron desempleadas meses antes del Covid. Un día su hijo les comentó sobre el local desocupado en la planta baja del Centro de Atención Ciudadana. Entonces surgió la idea del comedor al que accedieron tras enviar la proforma a la inmobiliaria.
Rosa relató que no tenían donde trabajar porque son personas de la tercera edad y se convirtieron en desempleadas antes de la aparición de la pandemia. “Con créditos accedimos al arriendo del local, a los tres meses de abrir sus puertas llegó el Covid 19 a Ecuador, fue difícil, bajaron las ventas, enlutaron las familias, nos ayudamos comprando directamente a las nacionalidades y entregábamos a domicilio”, entre lamentos comentó Rosa.
El secreto es instalar un negocio que le guste
“Soy cocinera de profesión, la escasez de trabajo en Lago Agrio se siente, sería muy bueno que existan trabajos estables” Luz, además mencionó consejos para emprender. “Debe ponerse un negocio que realmente le guste, si pone sobre algo que no conoce le llega el fracaso. Yo con unas papas y unas cebollas puedo hacer un almuerzo, a mis 18 años era mesera, después cocinera”.
En medio de recuerdos y habilidades no pierde la esperanza de salir adelante. “Hemos conversado con las personas que tienen locales cerca de nosotros y ellos tienen el mismo clamor que nosotros, de que volveremos a empezar de poquito, pero nos vamos a levantar”, exclamó.
En el último paro (junio 2022) cobraron 2,50 el almuerzo gracias a las reservas de alimentos. Aunque admitieron que sufrieron pérdidas, se negaron a cobrar el almuerzo a un precio especulado, como manifestó Luz. “El cliente ni yo éramos culpables de la crisis. A nadie le subieron el sueldo sería injusto para todos”, dijo.