La Embajada de Colombia en Ecuador y el Consulado de Colombia en Nueva Loja preparan celebración del Centenario de La Vorágine, un homenaje a la Migración Colombiana, sus desafíos y contribución a la Amazonía Ecuatoriana.
Segunda semana de colores por la vida, una iniciativa de la Cátedra Colombiana Potencia de Vida, que se llevará a cabo los días 20 y 21 de septiembre en Nueva Loja. Este año, el evento cultural y académico estará marcado por la conmemoración del centenario de la icónica novela colombiana La Vorágine de José Eustasio Rivera, una obra que sigue resonando en la historia y presente de la Amazonía y la migración colombiana hacia Ecuador.
Un hito literario que refleja la realidad migratoria en la Amazonía.
Al cumplirse 100 años desde la publicación de La Vorágine, esta obra sigue siendo un referente de la lucha y supervivencia en la inmensidad de la selva amazónica. El relato literario de Rivera, que narra las duras condiciones de vida en esta región, hoy encuentra eco en las historias de miles de colombianos que, buscando mejores oportunidades, han migrado hacia el oriente ecuatoriano.
Más de 20,000 colombianos residen actualmente en la provincia de Sucumbíos, aunque solo 7,000 están registrados oficialmente, según datos de ACNUR. Pese a las dificultades económicas y sociales que enfrentan, su presencia ha dejado una huella significativa en la cultura y desarrollo de la región amazónica.
Un homenaje a la migración a través de la cultura.
El centenario de La Vorágine será un momento para rendir homenaje a estos migrantes colombianos, destacando tanto los desafíos que han enfrentado como sus valiosas contribuciones a la vida en la Amazonía Ecuatoriana. Durante la segunda semana de colores, se llevará a cabo un evento cultural y académico que incluirá talleres, mesas de diálogo y actividades que visibilizan las experiencias de esta población, creando un espacio para la reflexión y el conocimiento.
Uno de los momentos centrales del evento será el taller de memoria, en el que se recopilarán los testimonios de vida de los migrantes colombianos, utilizando la obra de Rivera como un espejo para entender sus vivencias. Este acto simbólico busca evitar que se repitan las “vorágines” del pasado, y demostrar que, pese a los desafíos, “No se los devoro la selva”, sino que han encontrado la manera de florecer en esta tierra.