Quito, Ecuador.— En los últimos días, hospitales y centros de salud públicos y privados del país han registrado un incremento sostenido de casos de la enfermedad de manos, pies y boca, una infección viral altamente contagiosa que afecta principalmente a niños menores de cinco años, generando preocupación entre padres de familia y personal médico.
Los menores han llegado a consulta con fiebre elevada, malestar general y lesiones visibles en distintas partes del cuerpo. Tras la evaluación clínica, los médicos han confirmado el diagnóstico de esta enfermedad, la cual se caracteriza por la presencia de llagas dolorosas en la boca, lengua y paladar, así como erupciones tipo sarpullido en manos, palmas, pies y plantas. En determinados casos, también se han identificado lesiones en glúteos y zona genital.
De acuerdo con especialistas en pediatría, la enfermedad suele presentarse además con dolor de garganta, pérdida del apetito, irritabilidad y decaimiento, especialmente en niños pequeños. Sin embargo, aclaran que en la mayoría de los casos el cuadro es leve y tiende a resolverse de forma espontánea en un período de siete a diez días, sin dejar secuelas.
La transmisión del virus ocurre principalmente a través del contacto directo con secreciones nasales, saliva, heces o el líquido de las ampollas, así como mediante el contacto con objetos contaminados, como juguetes, utensilios, mesas o manijas de puertas. Esta forma de contagio facilita su propagación en guarderías, centros infantiles y espacios escolares.
Actualmente no existe un tratamiento antiviral específico para esta enfermedad. El abordaje médico se basa en el alivio de los síntomas, priorizando la hidratación constante, el consumo de alimentos blandos y fríos, y la administración de paracetamol o ibuprofeno, siempre bajo prescripción médica, para controlar la fiebre y el dolor.
Ante este escenario, el personal de salud hace un llamado a la población para reforzar las medidas de prevención, como el lavado frecuente de manos con agua y jabón, la limpieza y desinfección permanente de superficies y objetos de uso común, y el aislamiento temporal de los niños contagiados, evitando que asistan a guarderías o centros educativos hasta su completa recuperación.
Las autoridades sanitarias reiteran la importancia de acudir oportunamente a un centro de salud si los síntomas se agravan, especialmente en casos de fiebre persistente, dificultad para alimentarse o signos de deshidratación, con el objetivo de prevenir complicaciones y frenar la cadena de contagio.


























