La Asamblea Nacional de la República del Ecuador (anteriormente conocido como Congreso Nacional del Ecuador) es el órgano que ejerce el poder legislativo de la República del Ecuador. Es un parlamento unicameral formado por 137 asambleístas repartidos en 12 comisiones permanentes con las funciones de legislar y fiscalizar. El acceso a una curul en la Asamblea Nacional es un camino jerárquico puesto que solo 137 personas llegan a ejercer ese poder.
Pero los asambleístas recibieron no solo el voto en las urnas, sino que durante la campaña electoral recibieron apoyo de aquellas personas que se convocaban hasta sus sedes para recibir las instrucciones de que hacer para captar más votantes. Entre las actividades asignadas se detalla: armar carteles y trasladarse a colocarlos, pintar paredes, cocinar, entregar volantes, recorrer calles de las ciudades y parroquias, aprenderse los eslóganes del movimiento, hacer llenar encuestas a los familiares y amigos, colocar de estado de WhatsApp el rostro del candidato. En sí generar esa expectativa para abombar, apantallar a las personas indecisas.
REFUGIO DEL DESEMPLEADO
En los grupos de personas que llegan hasta las sedes de las organizaciones políticas hay personas que tienen una característica: aspiran a que su candidato gane en las elecciones para así obtener un trabajo que le permita acceder a una calidad de vida mejor. Esto lo convierte en una persona vulnerable y absolutamente disponible para aquellas acciones que requieran los del partido que tienen un rango mayor en la organización política.
C.A es una mujer de 40 años ella sabe que el asambleísta al que apoya es difícil que le dé un trabajo a su hijo, aun así lo hace porque guarda esa esperanza de que el candidato se acuerde de la dura realidad que su hijo vive. Ella ignora que el candidato ya tiene compromisos desde antes de lanzar la candidatura. El que busca ser elegido habla desde una tarima ofreciendo tierra y cielo y ni siquiera conoce las necesidades de aquellos que se trasladan hasta sus sedes a apoyarle.
EL CANDIDATO Y EL SEGUIDOR NO SE CONOCEN
S.F habitualmente maneja una bicicleta, pero en la campaña le asignaron un carro para que traslade a las personas y haga bulla con la canción del candidato, en su situación diremos que el apoya a su candidato por fanatismo y en ese proceso niega que su candidato ya estafó en el pasado a la ciudadanía. El candidato X espera que S.F lo apoye incondicionalmente así no sepa de este una vez que se traslade a Quito.
Así podría pasarse horas describiendo a aquellas personas que durante semanas apostaron su dinero, tiempo, recursos para impulsar la victoria de x candidato. Por fuera de este reportaje quedan aún: los que apoyan por pasar el rato, los publicistas, los trolls de redes sociales, los malos, en fin.
PÉRDIDA DE IDENTIDAD
Un estilo de campaña que es tendencia durante las últimas elecciones que empeora el dialogo en un país con profundas desigualdades. Un estilo de política que no reivindica al ciudadano quien queriendo o sin querer impide que se tome mejores decisiones para las ciudades, campañas que cada vez vuelven más sumisas a las personas y apagan mejores formas de organización social.


























