En Estados Unidos, a principios del siglo XX, se relacionó esta dermatosis con la miasis. Cincuenta años después, Kirby-Smith descubrió la larva de un nemátodo en una biopsia de piel cuando realizaba infecciones experimentales en humanos con larvas de Ancylostomas caninos y felinos para contraer la enfermedad.
La revista de Dermatología Peruana describe que la larva migrante cutánea es una dermatosis aguda producida por Ancylostoma caninum y A. brazilense de perro y gato. El parásito adulto habita en el intestino delgado de estos animales, donde produce huevos que salen con las materias fecales. En suelos preferentemente arenosos, caliente y húmedo es donde los huevos embrionan y dan lugar a las larvas infectantes.
Las zonas más afectadas son las áreas descubiertas y que contactan con el suelo: pies, mano, espalda, nalgas, muslos. Si el progreso de la enfermedad no se interrumpe con tratamiento, estas lesiones se extienden seis meses.
Alicia Fernández, habitante de Sucumbíos, dio testimonio que a su hija se le metió en sus pies una larva llamada Migrans. El diagnóstico médico fue que esta larva está en las heces de los perros y gatos y que se contrae al caminar descalzos.
Las recomendaciones del Centro de Control y Prevención de enfermedades (CDC) de Estados Unidos son:
– Mantener a los perros y gatos bajo el control veterinario, centrado en la desparasitación.
– Lavado de manos luego del contacto con perros y gatos, especialmente antes de comer.
-No permitir que los niños jueguen en áreas donde los animales han defecado.
-Recoger y eliminar apropiadamente las deposiciones de los animales.
– Mantener limpia el área donde viven los perros y gatos.
– Evitar que los niños coman tierra o introduzcan objetos sucios a la boca.