Comercializan alimentos que producen en sus chacras, la poca demanda no les permite incrementar los precios.
En varios sectores de la ciudad de Tena-Napo, se observa en su mayoría a mujeres que provienen de diferentes comunidades y se dedican a comercializar los productos que en sus chacras a diario producen.
Los recursos económicos que obtienen de la venta de aquellos productos, en gran parte los utilizan para atender las necesidades básicas de sus familiares, en especial de sus hijos, en lo que concierne a alimentación, educación, asistencia de salud y otras necesidades.
Para poner a la venta los productos no se emplea la común balanza como en los centros de venta o tiendas que lo hacen por libras o kilos. En estos puestos los venden por racimos, porciones o atados, de yuca, plátano verdes, limones, guabas, etc.
En Vista Hermosa venden alimentos frescos
Uno de los lugares a donde acuden las vendedoras comunitarias es el espacio cubierto de Vista Hermosa en Tena, en el sitio se ubican con sus productos a cierta distancia a espera que los consumidores de la ciudad acudan a comprar lo que venden.
En su mayoría, las mujeres se lamentan que sus productos no tengan el mismo valor agregado que otros productos que se vende en las tiendas, mercados o supermercados nacionales. “Seguimos vendiendo nuestros productos a los mismos precios, no podemos subir nada (…) A nosotros nos regatean, por una papaya nos pagan un dólar y medio, en otro sitio el mismo producto cuesta 3 dólares”, fue lo que manifestó con molestia, Carmen Andi.
La presidente de la asociación «Asopropalma», Enma Tanguila, formuló el llamado a las autoridades para que velen por los campesinos, apoyen con proyectos agrícolas, financiamiento, asesoramiento y se vea la posibilidad de que sus productos tengan un mayor precio, tal como hoy en día se refleja el incremento del precio de los alimentos de primera necesidad.
Bajo precio de los productos
“Nuestros hermanos madrugan para recolectar los productos frescos del campo para vender, pero los precios son irrisorios, no alcanzan para sustentar el trabajo y las necesidades, esta realidad causa molestia a todos”, indicó Enma.
Mientras tanto, Rosalina Avilés comentó que desde muy temprano acude a su puesto en el espacio cubierto para iniciar su venta y debido a la poca demanda ha decidido extender su tiempo de trabajo hasta las 19 horas. “Cuando llueve no hay gente que nos compre, a veces regresamos con los productos, se daña y ahí, a veces perdimos todo, lo poco que pagan no alcanza”, exclamó.
Martha Rivadeniera, fue quien adquirió algunos productos. “Lo que aquí venden son productos frescos y con precios normales, siempre acudo a este lugar”, manifestó. Al tiempo que considera necesario que toda la ciudadanía acuda a estos puestos de venta y apoyen a la producción local.