En la época de los 90, Galo Sevilla, disponía de su empresa de operación turística, con
la cual trasladaba a muchos turistas, especialmente extranjeros, que deseaban conocer
algunos encantos de esta tierra llamada Oriente.
Lo que más les causaba curiosidad, dice Sevilla, era conocer la reserva faunística
Cuyabeno. En aquel entonces, recuerda con añoranza que la vía era de segundo orden,
pero se contaba con los vuelos de la empresa ´TAME´, ahora desaparecida.
Han pasado los años, añade Sevilla y ya pocos turistas llegaban. Sin embargo, el aporte
de la empresa privada ha permitido la creación de algunos espacios turísticos en Nueva
Loja, que ahora son atracción para propios y extranjeros.
Comenta que alguna vez fue miembro de la Cámara de Turismo de Lago Agrio, a través
de la cual crearon la Fundación ecológica ´Sucumbíos´, consiguieron que los terrenos
baldíos en aquel entonces, y cuyo propietario era el Instituto de Seguridad Social de las
Fuerzas Armadas (ISSFA), sean entregados al gremio y así se construyó lo que es ahora
el parque recreativo Nueva Loja.
Empieza la creación de Safari
Sevilla recuerda que con el paso de tiempo construyó una pequeña casa a orillas del
río, donde descansaba cuando volvía de sus viajes de Cuyabeno, con nostalgia
recuerda que de a poco fueron vendiendo las cabañas de la reserva, hasta cuando
decidieron desvincularse como operadores turísticos.
Dejando todo eso, pero sin las ganas de continuar ofreciendo servicios turísticos a
pequeña escala, nace ´Safari´, nombre adoptado por los recorridos que efectúan junto
a los turistas en medio de la selva.
Recuerdos de años atrás
Sevilla remonta sus recuerdos a la época de los 80, cuando la vía principal que venía
desde Quito, llegaba únicamente hasta Puerto Napo y de ahí debían avanzar a pie con
sus maletas hasta Misahuallí. A eso lo denominaban los ´safaris a la selva´.
En cuanto a su negocio, precisa que con el tiempo ha logrado ampliar, donde ofrece un
menú muy variado de comida.